¡Qué tal! 💕

Hace cinco meses me convertí en cuidadora y proveedora de amor de una pequeña pug de, en esos días, dos meses recién cumplidos. Hace bastante tiempo venía con ganas de tener un perrito, y llegó el día en que mis papás llegaron con un cachorrito a la casa.

Es la primera vez que crío a un perrito desde cachorro, pues la cocker spaniel que había tenido hace
unos años se vino a vivir conmigo cuando ya era adulta. Debido a ello (y a que soy nerviosa por naturaleza) busqué información por todos los rincones de internet. Quería tener a mi alcance todas las herramientas posibles para cuidarle, hacerle sentir querida y segura tanto con nosotros como a la hora de sociabilizar con otros perros, que fuese un perrito feliz y saludable. Cuando llegó, intenté poner todo en práctica de inmediato y, así como se me fue confirmando la efectividad del método de crianza basado en el refuerzo positivo, también sucedió con el dicho de que los carlinos son tremendamente "cabezones" o llevados a su idea, al menos así fue en el caso de Anpan.

Decidí nombrarla "Anpan" por el dulce japonés llamado así, que es un bollo dulce relleno con Anko. Son pequeñitos, redonditos y dulces, así que me pareció el nombre perfecto. 💕



Aunque sí me dediqué a leer e informarme bastante sobre crianza de perritos semanas antes de su llegada, la verdad es que no es si no hasta que lo tienes frente a ti, que surgen todo tipo de dudas e inseguridades. Por ejemplo, los primeros días me daba terror que se despertara por la noche y se pusiera a deambular por la casa a oscuras. A pesar de que no había nada a su alcance que pudiese lastimarle de algún modo, aún así dormía en estado de alerta. También solía dormir con medio cuerpo fuera de la cama para poder acurrularla a ella en la suya, de modo que no se sintiera sola, pero que no estuviese en mi cama, ya que quería que tomara costumbre y fuese capaz de dormir bien en su propia camita, cosa que fomenté desde el primer día. Aunque pasé semanas con miedo de que cualquier cosa sucediera, finalmente ese sentir se fue disipando con el tiempo.

Tiene una personalidad juguetona y muy activa, como cualquier cachorro. En sus momentos de mayor energía le gusta corretear por la casa de una habitación a otra hasta cansarse, para luego dormirse increíblemente rápido (y roncar sonoramente) solo para seguir correteando quince minutos después. También, por lo mismo, tengo que estar atenta en todo momento, pues se ha comenzado a comer los muebles de madera de la casa, astillándolos. Tuve que hacer una división con cuadros para que no pueda pasar a ciertas partes de la casa o alcanzar ciertos rincones, mientras se acostumbra por completo a no morder lo que no debe. Suele despertarme tirando de mis sábanas los días que me quedo en casa, y cambia de habitación y cama dependiendo de su humor, entre la que tiene junto a mi cama y la que está junto a la cama de mis papás, de quienes es increíblemente apegada. También, mi novio se ha convertido en otro de sus humanos favoritos, volviéndose loca cada vez que lo ve y llorando malhumorada cada vez que toca despedirse de él.

Se lleva bastante bien con otros perros, soliendo perseguir para juguetear a cada uno de los que se encuentra durante sus paseos. También se lleva muy bien con las personas, acercándose a ellas sin miedo y permitiendo que se le acerquen sin problema. Generalmente, con un par de encuentros afectuosos y en buen ambiente (o incluso en el primero) toma confianza rápidamente, moviendo la colita siempre que alguien le agrada.



Tener a Anpan es más que tener solo una mascota. Mis días de estar completamente sola en casa sin tener con quién interactuar, se cambiaron por mañanas, tardes y noches de mirar esa carita adorable y peluda que me busca para jugar y darnos mimos. En casa no sentimos haber adoptado un cachorro, sino acogido a un compañero. Una pequeña bolita de pelos y saliva que corretea, juega, acompaña, enternece, salta y se deja querer.

Además, para inmortalizar su inagotable belleza, le creé una cuenta en Instagram que pueden encontrar Aquí 💕